ERIZOS

En creación.


Los equinodermos son un filo de animales deuteróstomos exclusivamente marinos y bentónicos. Su nombre alude a su exclusivo esqueleto interno formado por osículos calcáreos. Poseen simetría pentarradial secundaria, caso único en el reino animal, y un sistema vascular acuífero característico.
Existen aproximadamente unas 7.000 especies actuales y unas 13.000 extintas, ya que su historia se remonta a principios del Cámbrico siendo uno de los grupos animales mejor representados en el registro fósil.
Los equinodermos son conocidos desde la antigüedad. Aparecen en frescos cretenses de más de 4.000 años, pero no fueron reconocidos como taxón independiente hasta 1847.
La ciencia que los estudia se llama equinología y el científico se llama un equinólogo.
Los equinodermos poseen un amplio registro fósil. El equinodermo más antiguo aceptado universalmente procede del Cámbrico, hace unos 540 millones de años.
Algunas hipòtesis sostienen que la simetría pentarradial de los equinodermos apareció en un ancestro de movimiento libre y que los grupos sésiles derivaron varias veces de dicho ancestro. No obstante, este punto de vista no tiene en cuenta el significado de la simetría pentarradial como adaptación para un modo de vida sésil.
La hipótesis más tradicional es la que supone que el primer equinodermo fue sésil, y la simetría pentarradial fue una adaptación a este modo de vida; los equinodermos libres derivarían de tales formas fijas.
Los miembros de la extinta clase Homalozoa, habitualmente conocidos como carpoideos no poseían simetría pentarradial y se desconoce la estructura de su sistema ambulacral. Por otra parte, los representantes de la también extinta clase Helicoplacoidea poseían tres auténticos surcos ambulacrales y la boca dispuesta lateralmente.
Son invertebrados celomados con simetría pentarradiada y un esqueleto formado por placas calcáreas; la mayoría tiene un aparato ambulacral bien desarrollado, para la circulación del agua. Comprenden dos subtipos: los pelmatozoos, fijos generalmente al fondo marino mediante un pedúnculo, y los equinozoos, que son libres, con la simetría radial enmascarada a veces por otra bilateral.
      Al primer subtipo pertenecen los crinoides o lirios de mar, con el cuerpo formado por un cáliz cubierto de placas poligonales, coronado por cinco brazos sencillos o ramificados y provistos de un pedúnculo, con el que se fijan al fondo del mar. El pedúnculo está formado por un apilamiento de placas llamadas artejos o entroques, de forma muy variada (circulares, elípticos, pentagonales, cuadrangulares), cuya acumulación da origen a «calizas de entroques», abundantes en el devónico-carbonífero y en el jurásico. No es frecuente encontrar f. los cálices enteros, porque las placas suelen quedar sueltas tras la muerte del equinodermo; sin embargo, se encuentran con cierta frecuencia en el devónico, en el carbonífero inferior, y sobre todo en el triásico medio (muschelkalk), donde es muy abundante el Encrinus liliformis, que caracteriza este periodo.
      Los equínidos forman el grupo más importante del subtipo equinozoos. Están formados por un caparazón globoso constituido por placas poligonales provistas de espinas o radiolas que le dan aspecto de erizo (erizos de mar). En los equínidos regulares o endocíclicos, el ano está en el centro del aparato apical, formado por cinco placas basales, de las que parten las cinco zonas o áreas interambulacrales, y otras cinco placas radiales, que se enfrentan a las zonas o áreas ambulacrales; cada una de estas áreas está formada por dos filas de placas, es decir, habrá 20 filas de placas formando todo el caparazón. Se exceptúan los equínidos paleozoicos, en cuyas zonas interambulacrales hay más de dos filas de placas. En los equínidos irregulares o exocíclicos, que tienen un plano de simetría bilateral, el ano es independiente del aparato apical, emigrando progresivamente en el transcurso de la evolución y adoptando una posición excéntrica (súpera), marginal, o ínfera. Del aparato apical parten las zonas ambulacrales, de forma más o menos petaloidea, formando la «roseta ambulacral», parecida a los pétalos de una flor. Los equínidos se conocen f. desde el Paleozoico. Los primeros irregulares aparecieron en el jurásico, y aumentaron el número de grupos hasta el cretácico, en que se diversificaron en gran cantidad de formas, muchas de las cuales llegan hasta nuestros días.